viernes, 28 de septiembre de 2007

Prólogo Primero

Un aldeano común y corriente da su examen para ser considerado adulto dentro de su Aldea. Su misión trae graves consecuencias, llevándole a una dimensión paralela. Nadie le reconoce, ha perdido su vida. Decide entonces buscar al causante de todo, cree que su vida no puede haber sido una ilusión... aunque tal vez se equivoque.

En un resumen muuuuy pequeño, ese sería el inicio de Dimentions, una historia que, a pesar de sentar sus bases en las de un RPG (Chrono Cross) me ha encantado escribir y creo que su lectura resulta agradable, además de contar con algo de originalidad.
En mi búsqueda desesperada por lectores (mentira xD) me pregunté "¿Y por qué no le hago un blog?" y heme aquí xD
Los personajes son de mi propiedad, excepto los siguientes, por orden de aparición, para los que recuerdo haber pedido permiso a sus respectivos autores para utilizarlos:

  • Leeveey (Propiedad de Leeveey, bah... xD)
  • Juve (Propiedad de Juve, bah... xD)
  • DarkMaster (Propiedad de DarkMaster =o... bah, para variar xD)
  • Locke Adnor (Propiedad de Locke, bah... xD
  • Satsuki (Propiedad de Leeveey)
Que repetitivo se lee lo anterior xD

Bueno, sin más, esto es Dimentions y su primer prólogo:

Prólogo 1: "El Sueño, El Comienzo"

Estábamos en un antiguo y extraño castillo repleto de laberintos, de precipicios, de trampas. Drakonius Fort, una enorme y legendaria fortaleza de piedra.


Caminábamos en ese instante por un estrecho pasillo sin paredes, un puente, mirando hacia abajo podía apreciar decenas de otros iguales, y hacia arriba, otros tantos. No sabría decir cuantas escaleras subimos, cuantas bajamos. Sólo sabía que llevábamos días en el lugar, nos habíamos adentrado mucho. Era yo quien iba liderando el grupo hasta ese momento.

-¿Omega? ¿Pasa algo? - Me preguntó aquel que caminaba a mi izquierda, de cabellos castaños con puntas hacia delante, ojos alegres y tranquilos. Llevaba unos pantalones negros con delgadas franjas blancas al costado exterior de cada pierna, una chaqueta negra sin mangas y una camiseta azul oscura, de mangas largas- ¿Por qué tan callado?

- No es nada, Juve- Contesté sin cambiar mucho mi actitud, no estaba precisamente con el mejor ánimo - Sólo estoy cansado… llevamos días recorriendo este lugar y no hay pista de ese maldito…

-¿Y te vas a rendir acaso?- Fue la ácida pregunta que recibí desde mi derecha. Mi buena amiga, de cabellos negros, ojos profundos de color azul y tez clara caminaba a mi lado. Llevaba unos guantes negros que le llegaban casi hasta los codos y dejaban libre sus dedos. Tenía puesta también una camiseta de mangas cortas, azul oscura, con algunos tonos más claros en la parte delantera, también usaba un short del mismo color, con la diferencia de los tonos claros, que se encontraban en los costados… Tenía puesto un cinturón donde llevaba una pequeña daga y una espada; en la espalda llevaba un arco y flechas- Porque ese no es el Omega que yo conozco.

-No me rendiré, Lee [Li]- Fue mi respuesta ante tal pregunta, que me había ofendido un poco, aunque supe que trataba de animarme- Sé que al terminar esto, nos encontraremos con el, entonces cumpliré mi promesa- Terminé en un susurro.

Sonreí, acto que siguieron mis amigos.
Tras unos minutos más de caminata, nos encontrábamos frente a otra escalera, subimos a través de los escalones.

- Falta poco- Dijo Leeveey [Livy], tenía una mirada de indiscutible decisión y concentración. Ella conocía a ese horrible hombre desde mucho tiempo antes que nosotros- Estoy segura ¡Siento su maldita presencia!

- Tranquilízate- Le contestó Juve, con su habitual calma- Si luchas enojada, no llegarás a nada.
Lee calló, dándole la razón.

Caminamos varios minutos más ¿o fueron Horas? No lo podría saber con exactitud, pero finalmente lo habíamos logrado: Estábamos a unos pasos de la cima de la fortaleza.

Leeveey se apresuró a entrar por la enorme y extraña puerta.
- ¡Esto acaba aquí y ahora!- Exclamó enfadada al entrar… pero tras detenerse a observar el enorme salón, no logró encontrar a nuestro enemigo.
Juve y Yo entramos tras ella, para presenciar el enorme lugar de piedra, era un salón gigantesco, con paredes y suelo con muchos residuos de sangre ¿Cuántas batallas habían sido libradas aquí? Sentí escalofríos.

- Nos encontramos de nuevo, viajeros- Escuché una voz conocida. En el otro extremo del salón, desde la otra puerta. Entraban tres guerreros, aquel de cabellos azules y largos, ojos negros. Llevaba una armadura de acero cubriéndolo- ¡Omega, no debiste venir! ¡Ahora sólo debes morir!

- Seik…- Murmuré entre dientes, preocupado- No quiero luchar contigo...

- No hay otra opción, amigo- Dijo Leeveey, poniendo una mano en mi hombro, como apoyo- Si no vencemos a los Dragones, todo será en vano.

- No habrá diferencia ¡No nos vencerán!- Exclamó con enojo el más grande de todos. Un tipo musculoso, de cabellos blancos en punta y ojos verdes, cansados. No llevaba armadura, sólo un pantalón de tela blanca y unas botas y guantes de acero. Su rostro demostraba su vejez, con marcadas ojeras y varias arrugas... pero su cuerpo estaba en perfecto estado, una condición mucho mejor que la de cualquiera de los jóvenes.

- Ninguna posibilidad… eso es lo que tienen de vencer a los Dragones ¡El rango más alto!- Fue lo que le siguió al dicho del musculoso, hablaba la chica rubia de ojos azules, de la misma estatura de Seik, llevaba un escudo, y una armadura cubriendo su torso. También una falda rosa, larga hasta los pies, además tenía puestos unos guantes de los que sobresalían garras.

- ¡Andrew, Ada!- Exclamó Seik, con sus Tonfas de acero en las manos- ¡Al ataque!

Tuve miedo, debía enfrentar una vez más a mi amigo de la infancia, y esta vez, junto a sus compañeros.

Un destello me hizo perder la visión por unos segundos.
Y segundos después, todo lo que veía era oscuridad.

- Omega, esta es la última batalla- Me dijo una voz familiar. Frente a mi se encontraba el honorable caballero de cabellos castaños. Casi todo su cuerpo era cubierto con una chaqueta de cuero negro, en sus manos, la Legendaria Espada Claine [Clein].
- ¿¡Dark!?- Pregunté exaltado, me sentía cansado…

Otra luz, otro flash.

Y nuevamente oscuridad.

Miré hacia la derecha, Lee estaba en el piso.

Estábamos en una habitación diferente, iluminada, de piedra. El demonio de cabellos azules estaba de pie, dándome la espalda, riendo. Trataba y trataba, pero no lograba moverme… ¿Por qué?

- Aún no estás preparado- Escuché una voz fría, siniestra. Daba media vuelta en ese instante, su cara parecía la de un loco, su único ojo visible estaba muy abierto y su sonrisa era la de un maniático. Sus cabellos se movían con el viento, a veces mostrando su otro rojo ojo, con igual locura que el otro; una cicatriz bajaba diagonalmente entre su ojo visible y su nariz- Te esperaré en la isla de los condenados. No en otro lugar, no en otro momento. Veremos si eres capaz de detenerme, pequeño.
- ¡Dra… Draik! – Exclamé a duras penas, tenía una profunda herida en mi estómago. Era un corte profundo… pero había algo aún más extraño. Me encontraba flotando ¿era magia?

- Desde hoy no serás más Omega… al menos no por un tiempo- Rió, al momento que se abría un portal tras de mi- Espero verte pronto ¡Y que te hayas fortalecido lo suficiente!

Chasqueó los dedos y fui lanzado en ese momento al portal. Me dejé llevar por este, cerré los ojos, ya no podía más. Sé que nada podía hacer.

- Chico, despierta- Escuché una voz cansada, llamándome- ¡Draks, Despierta!

Abrí los ojos, para encontrar a un anciano observándome, yo estaba recostado en el extremo del precipicio, en la colina. Unos centímetros más y caería decenas de metros, hacia abajo, hacia las rocas.

- ¡Es muy peligroso estar aquí!

- Tiene razón señor, lamento preocuparlo- Me levanté pidiendo disculpas, sin darle mayor atención realmente. Estaba cansado, aún después de dormir.

- Se que te gusta venir a visitar la tumba de tu amigo- Me reprendió el anciano, con un poco de enojo, recién en ese instante le reconocí. Era el jefe de los cazadores de la aldea- Pero aquí viven muchos animales salvajes, es demasiado estúpido dormir aquí- Me regañó.

-¿Fue un sueño?- Pensé, cuestionándome. Lo que acababa de vivir ¿había sido solo un sueño, entonces? Si… debía serlo…- vi a Seik, el está muerto hace varios años, mi amigo está muerto - Sólo lograba confundirme más y más- pero… también estaban los dragones y el general Darkmaster. Son tipos muy respetados por estas zonas. ¿Por qué los estaba enfrentando? ¿Y quienes me acompañaban a hacerlo? - Son preguntas que no sabía responder… y que no me debían preocupar tampoco, era sólo un sueño, no más que eso… pero ese sueño… ese sueño me inquietaba demasiado.

Minutos después me dirigí con el Jefe devuelta a la aldea, observé la puesta de Sol… esa que me recordaba cada día la muerte de mi mejor amigo… esa que me entristecía cada día. Que podía transformar en lo contrario cualquier sentimiento de alegría.

-Sé que Seik era muy importante para ti- Me dijo el anciano, algo triste- Así como para muchos en la Aldea, pero ya debes crecer. El murió hace más de 5 años, Omega…- Si, había sido mucho tiempo, pero lo recordaba como si hubiese sido ayer- Mañana cumples la mayoría de Edad, será tu examen de Caza y tras ello, estarás pronto a casarte, en serio, no es el momento de preocuparse del pasado, sino del presente y el futuro.

Eran palabras sabias, pero no las seguiría, tenía miedo de olvidar… tengo miedo de olvidar. ¿Por qué? El pasado, pasado será… y los sueños, sueños serán… nada debiera preocuparme, pero tengo esta extraña sensación, algo que nace dentro de mi me dice que si olvido el pasado y aquel sueño… sólo impulsaría mi destrucción